1. Aprovechamiento de las conductas naturales y patrones motores:
Las primeras investigaciones sobre el desarrollo motor estaban dirigidas hacia tres grandes grupos de acción en los humanos:
• Rapidez de los desplazamientos
• Altura de los saltos
• Alcance de lanzamientos.
Esto, en cuanto al punto de vista deportivo se refiere. Posteriormente se fue logrando mayor precisión en el desarrollo técnico de las investigaciones hasta describir de una manera más metódica la evolución de los comportamientos del individuo en los patrones motores básicos. Es a partir de aquí donde podemos extrapolar dichos conocimientos y técnicas al mundo del aprendizaje canino.
Como patrón motor básico entenderemos aquél desarrollado por el individuo (es decir, el perro) para moverse, no moverse, coger o soltar un objeto.
Se analizará desde el principio para el desarrollo de la propiocepción y de los patrones motores básicos las habilidades de cada ejemplar para la ejecución de las conductas que deseamos potenciar, y que dividiremos, al igual que en los humanos, en las siguientes:
• Locomotrices
• No locomotrices
• Recepción o suelta de objeto
La evolución de estas habilidades se irá consiguiendo a medida que se logra mayor efectividad en las conductas y siguiendo siempre la misma secuencia pero con un desarrollo en el tiempo diferente para cada ejemplar. De un buen timing, una buena gestión de los refuerzos por aproximaciones sucesivas y una búsqueda de latencia óptima adecuada a cada conducta dependerá el resultado final esperado.
Debemos por tanto en el trabajo con el cachorro poner especial atención a los siguientes aspectos:
1) Una mejor posición corporal para aplicar las fuerzas de propulsión (Podemos observar en numerosos ejemplares jóvenes y adultos que los cuartos traseros sólo son utilizados como motores impulsores, dando la impresión de ser sólo los delanteros los que dirigen el movimiento. Mejorando la posición corporal de propulsión imprimiremos mayor capacidad de direccionalidad en los traseros y también mayor capacidad propulsora en los delanteros.)
2) Una mejor aplicación de la fuerza. (En lo referente por ejemplo a la potencia de un salto o de la presión ejercida en una mordida, si al ejemplar le enseñamos una correcta aplicación de su fuerza, implícitamente le estaremos dotando de una herramienta muy útil para su vida con los humanos: Tendrán control sobre la mordida y sobre el contacto corporal, lo que evitará en gran medida numerosos accidentes puesto que el perro no solamente tendrá capacidad de contención, sino que será consciente en cada momento de la fuerza que imprime a cada conducta.)
3) Una mayor fluidez de y coordinación de los movimientos. (Cuando más innata sea la búsqueda de posiciones de equilibrio, más fácil nos resultará su aprendizaje en cuanto a ausencia de factores de inseguridad se refiere)
4) Una mayor cantidad de movimiento. (Ya sea orientada a los distintos ritmos de paso en un “junto” como a la recepción de cualquier objeto motivador que utilicemos)
5) Una mejor técnica en ejecución de conductas (Ya lo orientemos a la coordinación de secuencias de conductas estabilizadas, como a la ejecución de diferentes conductas a la vez –ladrar sentado, caminar mirándonos, caminar hacia atrás rodeándonos…)
Desde la edad de cachorro hasta la juventud, podemos encontrar diferentes etapas fundamentales en el desarrollo de las habilidades motoras, por lo que se hace enormemente interesante comenzar la enseñanza de potenciación y aprovechamiento de las mismas desde precisamente la edad de cachorro. Por orden, desde el nacimiento, se van adquiriendo las siguientes:
1) Motricidad refleja: Referencia al desarrollo de los automatismos primarios: olfatear, agarrar con el hocico, deambular y comenzar a andar.
2) Motricidad rudimentaria: Durante este periodo se asientan los patrones básicos de la motricidad refleja: andar, correr, agarrar y soltar.
3) Motricidad fundamental: Se adquieren las habilidades motrices de transición a través de los juegos : Saltar, morder, tirar (lucha por un objeto motivador ) y posiciones de contacto corporal
4) Motricidad deportiva: Aprendizaje de las habilidades conductuales deseadas propiamente dichas.
Hemos de tener en cuenta siempre que los patrones motores básicos y los automatismos dependen fundamentalmente del desarrollo del sistema nervioso, mientras que las habilidades que se han denominado deportivas dependen del aprendizaje y la transmisión social.
En definitiva, el desarrollo equilibrado de los patrones motores básicos sería una condición indispensable y determinante para el desarrollo de unas buenas habilidades conductuales.
Podríamos afirmar que a la entrada de la época de juventud del ejemplar, ya está formada la organización básica de la motricidad. Es por este aspecto por el que se nos hace importante trabajar la propiocepción en esta etapa, puesto que a partir de ella podremos desarrollar la transformación y aplicación de dichas capacidades orientadas al desarrollo de conductas. A partir de este momento, el proceso puede ser técnicamente utilizado hasta el final de la vida del ejemplar.
¿Qué elementos determinantes de la evolución de estas habilidades motrices debemos tener en cuenta para poder influir en el desarrollo esperado de las mismas?
• Aplicación de movimientos en relación al entorno y diferentes objetos
• Factores morfológicos: aumento del equilibrio, variación de la longitud de las patas durante el crecimiento, desarrollo de volumen corporal…
• Factores biológicos: cambios en el sistema neurológico, desarrollo hormonal…
¿En qué nos ayudará para el aprendizaje, modificación de conducta y recuperación de la movilidad el entrenamiento en propiocepción? Cuando el ejemplar se encuentre delante de su guía o entrenador, esperará que se le indique la forma de obtener su recompensa. Es decir, que le indiquemos qué tiene que hacer y cómo llevarlo a cabo. Si hemos efectuado bien nuestro trabajo, habremos creado un ejemplar proactivo, motivado y deseoso de aprender. El perro conocerá qué debe realizar, y, si no se lo indicamos, ejecutará de motu propio diferentes conductas hasta alcanzar la adecuada.
- Autonomía y toma de decisiones del perro
Para que consigamos el nivel de proactividad adecuado a cada perro, el adiestrador o educador debe de dotarle de autonomía, favoreciendo oportunidades que le obliguen a ejercitar su sistema cognitivo resolviendo las distintas situaciones a las que se le expone y cuidando de dotarle de unas herramientas de gestión de estrés adecuadas a cada individuo respetando en todo momento sus niveles emocionales.
En cuanto a la toma de decisiones, el educador/adiestrador provocará que el ejemplar realice conductas por su cuenta para, de entre todas las posibles, escoger la solución que le lleve al éxito. En cualquier caso el propio perro elegirá cómo va a realizar esa conducta. Si hemos creado y reforzado unos patrones motores previos en el animal durante la etapa de cachorro, el ejemplar ya dispondrá de un amplio repertorio sobre el cual basar su elección, con lo cual estaremos dándole autonomía en su decisión aunque ésta se vea condicionada por el aprendizaje anterior.
La información trasladada al mecanismo generador de movimiento y a la memoria hará que ese aprendizaje se vaya consolidando.
El perro realizará la respuesta a la señal indicadora de la conducta deseada ejecutando la acción motriz correspondiente, poseyendo ésta la trayectoria, velocidad y fuerza necesarias. Por otro lado, se recibirá una copia de la respuesta a la zona sensorial del cerebro que anticipa las sensaciones de la acción. Al final de la ejecución el perro sabrá lo que ha conseguido y cómo lo ha conseguido. Tanto sus ojos, como sus oídos y órganos propioceptores reciben información sobre el movimiento, que se utilizará para detectar errores y corregirlos durante la realización de la conducta o con posterioridad en acciones futuras.
El aprendizaje por patrones motores consiste en la elaboración de programas motores y la generación de mecanismos detectores del error.
- Condicionantes de la conducta motriz
• Atención: Para aprender una habilidad es necesario captar la información necesaria para poder actuar. La atención es la disposición para recibir y procesar información en una situación determinada.
• Memoria: El aprendizaje motor supone la adquisición y retención de una serie de conocimientos sobre qué hacer y cómo hacerlo, que el perro va acumulando y le convierten en un ejemplar experimentado. La retención es un aspecto esencial del aprendizaje motor, ya que supone la persistencia en la realización de una habilidad después de un periodo de no practicarla. La memoria es el espacio donde se almacena dicha información. Es una capacidad que está presente en la conducta canina y en los aprendizajes motrices.
Aunque la atención sea un condicionante de la conducta motriz, no podemos asegurar que el hecho de que el perro esté atento implique que va a captar la parte de información más relevante para el aprendizaje. ¿Cómo podemos favorecer la atención del perro en la dirección adecuada para el aprendizaje que deseamos? Por la vía del juego podemos incluir un amplio listado de elementos favorecedores de la atención hacia el objetivo perseguido y evitar una serie de situaciones que jugarían en contra del aprendizaje:
• Cualquier objeto, situación o información nueva estimulará la curiosidad innata del perro, es decir, captará la atención del mismo.
• La monotonía en el entrenamiento por juego provocará que su atención se desvíe hacia informaciones poco relevantes y ralentizaremos el proceso de aprendizaje. Hay que huir de ella.
• Actividades con un mayor grado de dificultad supondrán un reto para el animal, que prestará toda su atención en intentar resolverlas
• La intensidad, la sorpresa, la novedad y la complejidad son elementos que nos ayudarán a reconducir la atención del ejemplar.
En cuanto a la memoria, sus funciones son la de registrar la información, almacenarla, recuperarla y mostrarla.
Las habilidades y conductas motoras se retienen mejor que otro tipo de información, pero es muy importante que el educador/adiestrador utilice todas las técnicas que encuentre en su mano para facilitar la capacidad de memoria. Cuanto más claras sean las informaciones (visuales o auditivas), más identificable será la información a memorizar.