Pues nuestra respuesta a la primera pregunta es SI, pero con unas importantes matizaciones al respecto. Al igual que si fuéramos madres no nos gustaría que nuestro niño estuviera con otros niños que abusan de él, tampoco permitiría que mi perro estuviera con un niño que no lo respeta, le hace daño y abusa de su bondad. De hecho, yo tengo un perro que adora a los niños, pero no permito que algunos niños se acerquen a él. No lo hago, porque quiero que siga adorando a los niños, a los niños que son niños de verdad, aquellos a los que se les han enseñado unos valores basados en el respeto y en aquello que nos enseñaban a nosotros de pequeños: No le hagas a nadie lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
En cuanto a la segunda pregunta, no vamos a contestar nosotros, sino los estudios científicos que se han realizado al respecto.
Los beneficios de tener un perro en la familia ya han sido vistos y demostrados por la ciencia. Su cuidado y el afecto que les mostramos promueven la salud y alargan la vida. Se ha visto, por ejemplo, que cuando acariciamos a un perro nuestra tensión arterial se reduce. Pero muchas han sido las Universidades que han investigado acerca del beneficio físico que puede tener un niño cuando convive con perros.
Un estudio de 2012 añade más elementos al listado de beneficios de tener perros en casa: convivir con ellos puede evitar que los bebés sufran cierto tipo de infecciones. El trabajo lo han realizado en el Hospital Universitario Kuopio (Finlandia). El beneficio se da también en el caso de los gatos, pero en menor medida. La investigación, que publica la revista estadounidense Pediatrics, señala que los niños que conviven con perros tienen menos riesgo de sufrir cierto tipo de infecciones a los oídos o problemas respiratorios (tos, rinitis y fiebre). Mejor dentro que fuera El trabajo se realizó con 397 bebés de entre 9 y 52 semanas de edad. Sus padres les llevaron cada semana, durante un año, para que los médicos analizarán su estado de salud. El beneficio fue menor cuando el perro queda en el exterior de la vivienda. Al cabo de ese tiempo, los datos señalaban que los niños que convivían con perros o gatos tenían un 30% menos posibilidades de presentar síntomas de infecciones respiratorias y un 50% menos de sufrir infecciones de oído. El mayor beneficio se halló en los bebés que tenían perro en el interior de la casa durante unas 6 horas al día; y fue menor cuando el animal quedaba casi siempre en el exterior de la vivienda. Además, los investigadores finlandeses encontraron que los niños que convivían con un perro necesitaban menos tratamientos con antibióticos si se les comparaba con los que no tenían mascota. El estudio viene a indicar que la interacción con un perro ayuda a potenciar el sistema inmunológico del bebé, al menos en su primer año de vida.
Los niños y los perros están destinados a estar juntos, de hecho, numerosos estudios de comportamiento animal aseguran que la mente de un perro puede asimilarse a la mente de un niño de 7 años. Y es éste el motivo por el cual perros y niños se entienden (o deberían entenderse) a la perfección. Si alguna vez nos paramos a observar a un niño y su perro, podemos ver que se comunican de la misma manera, incluso cuando el niño no sabe ni hablar ni caminar. Y si tenemos la posibilidad de observar a un bebé y a un cachorro, entonces ya nos quedaremos alucinados.
Muchas veces me acuerdo de una de mis películas favoritas de Disney: El libro de la Selva. En ella, una manada de lobos adopta a un “cachorro humano” que había sido abandonado. ¿Y por qué lobos y no otro animal cualquiera? Porque la afinidad entre el hombre y el CANIS (sea LUPUS o FAMILIARIS) está presente en nuestra historia. Pero no podemos olvidar, que el hombre es hombre y el perro es perro, al igual que en mi película preferida, la manada de lobos decide llevar a Mogli a la “Aldea del hombre”, porque teme por su seguridad, nosotros deberíamos de ser conscientes de que somos especies diferentes y cada uno tiene sus necesidades pero, sin duda, ambas especies pueden convivir a la perfección, siempre que sepamos respetarnos.
Pero todo esto en el caso de los niños y los perros, se realiza de una manera natural. Hablan el mismo idioma y eso lo he podido yo vivir en casa, en el caso de mi sobrina con mis perros. Desde que nació, pasa mucho tiempo en casa con mi madre, conmigo y con mis perros y somos todos una familia. Es impresionante ver la delicadeza con la que se tratan unos a otros y el respeto y complicidad que tienen. Cuando mi sobrina ve a mis perros se vuelve loca de alegría y cuando los perros la ven a ella se desmontan de emoción. La he visto conseguir cosas con ellos a los menos de 2 años de edad que tiene, que yo no soy capaz con mis 36 y mi formación como adiestradora canina. Mi perra de 13 años que por una mala experiencia de pequeña, huía de los niños, de mi sobrina no se despega. Se deja acariciar, le da besos en las manos y la acompaña por toda la casa. La quiere y eso se nota, pero… ¿Por qué a ella sí y a otros niños no? Pues ahí precisamente está la cuestión….
Porque la mayoría de los niños, no son niños. En la cabeza de un niño no puede entrar el dañar o tener miedo a otro animal, al contrario. Si lleváramos a un niño pequeñito al lado de una manada de leones, seguro que él no dudaría en acercarse para comunicarse con ellos, sin saber el peligro que ello conllevaría para él.
Entonces podemos afirmar algo: Los perros y los niños son lo mejor que podría pasarle a ambas especies, tanto EMOCIONAL como FÍSICAMENTE. Pero entonces nos entra una duda: ¿Cómo es posible que siendo esto así haya niños con fobia a los perros y perros con fobia a los niños?. Pues, desgraciadamente, la respuesta es muy contundente: el problema radica en el HUMANO ADULTO. Esto puede parecer muy demagógico, pero no lo es. Si nosotros, propietarios de un perro, cada vez que quiere acercarse a un niño, le damos una corrección, llegará un momento en que considere que los niños son un problema. Igualmente, si nosotros como padres no permitimos al niño interactuar con un perro por miedo a que se intoxique, se ensucie o enferme, estaremos provocando en el niño una aversión a los perros que va contranatura, porque como ya hemos dicho antes, los niños y los perros hablan el mismo idioma.
Y ahora vendrán las preguntas que todo propietario de perro o padre de niño haría…
- A mi niño le encantan los perros, ¿debería dejar que se acercara a todos? Rotundamente NO. A mí me gustan las personas, pero no por eso me voy con cualquiera que me llame. A él le encantan los perros porque ha tenido siempre una experiencia positiva con ellos. Esto es genial. Pero es posible que al perro al que se acerque, no le gusten los niños y podría dañar al niño. Siempre debemos preguntar y aun así, ante la duda, nuestro hijo sólo tendrá contacto con perros de los que tengamos certeza que no tienen problemas con los niños y siempre bajo vigilancia.
- A mi perro le encantan los niños, ¿debería dejar que se acercara a todos? Pues una vez más, NO. Al igual que hemos dicho antes, a él le encantan los niños porque ha tenido experiencias positivas con niños que han sido educados en el cariño y respeto hacia los perros. Pero hay niños que no tienen respeto por los animales, los tratan como peluches o peor aún, tienen una fobia a los perros inducida por sus propios padres o por una mala experiencia con ellos. Este tipo de niños, podrían reaccionar de una manera inesperada que asustara al perro y provocara en él una conducta de miedo, con el peligro que ello conlleva.
- A mi perro no le gustan los niños, pero lo voy a obligar a estar con ellos porque tiene que acostumbrarse. Este es el caso más peligroso de todos, porque estamos hablando de niños. Si un perro tiene un problema con niños, lo cual va en contra de la naturaleza, como ya hemos hablado anteriormente, ese perro necesita una terapia para rehabilitarse. No podemos permitir poner en peligro a ningún niño. Y, en este tipo de casos, toda precaución y prevención es poca, pues cualquier error o despiste durante la terapia podría poner en peligro la integridad tanto física como emocional del niño y eso es INACEPTABLE.
- Mi perro le muerde a los niños cuando pasan pero solo quiere jugar. Otro caso de propietarios que no quieren ver la realidad del problema que tiene su perro ( y ellos). Cuando uno ve un perro al que le gustan los niños acercarse a un niño, se da cuenta de la delicadeza y el cariño y respeto con el que se acerca. Si no es así, ese perro debería acudir a una terapia de modificación de conducta o tendremos que lamentar acciones posteriores.
Con todo esto solo queremos decir que perros y niños pueden ser los mejores amigos, pero que tanto unos como otros, necesitan tener una educación basada en el respeto y el cariño mutuos, con todos los matices que ello conlleva. Si lo hacemos correctamente, nuestro hijo tendrá un compañero que le acompañará en su crecimiento y que tendrá una importancia vital en su formación como adulto, al igual que nuestro perro tendrá una vida más completa al poder jugar con un ser con el que no le hace falta hablar para poder comunicarse.
Es nuestra responsabilidad educar a nuestros hijos y nuestros perros en el respeto mutuo y, sin duda, la recompensa que obtendremos será muy gratificante.
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